De Budapest y Viena a Praga, Dresde y Estrasburgo, te mostramos algunos de los destinos con más encanto para visitar antes o durante las fiestas
Cuando los días se acortan y las temperaturas bajan, las plazas y calles de un gran número de ciudades europeas se transforman en verdaderos escenarios de cuento, donde la magia navideña cobra vida entre luces titilantes, el aroma de especias y castañas asadas y la suave melodía de los villancicos. Algo tendrán, porque lo cierto es que los mercadillos navideños son, más que una mera retahíla de puestos y productos, un punto de encuentro para familias, parejas y amigos que buscan compartir buenos ratos en la época del año más especial.
Pasear por estos mercados (en muchos casos, centenarios) es igual a sumergirse en un entorno mágico en el que esperan actividades para todos, desde pistas de patinaje sobre hielo hasta espectáculos de luces, paseos románticos y, omnipresente, la ilusión de muchos niños que lo observan todo con ojos maravillados. Los dulces y las decoraciones llenan cada puesto, todo parece posible y locales y visitantes disfrutan de las ricas tradiciones culinarias y las artesanías locales.
Limitar a una breve lista los mercadillos navideños con más encanto de Europa es, sin duda, una tarea casi imposible. Por eso, más que sentar cátedra, y después de mucho cavilar, desde Escaparate Viajes hemos decidido recomendarte tan solo cinco, a sabiendas de que muchos otros se quedan fuera; y para cada destino hemos incluido algunas sugerencias para que reserves un cómodo hotel donde descansar de las emociones de cada día. Así que no tienes excusas: ya sea durante el puente de diciembre o más adelante, a ti solo te queda animarte y hacer la maleta.
En Budapest, la Plaza Vörösmarty se convierte en el corazón de las celebraciones navideñas. Desde el 17 de noviembre de 2024 hasta el 1 de enero de 2025, este mercado, que atrae a más de 600.000 visitantes cada año, ofrece artesanías húngaras, delicias culinarias como el lángos (pan frito con crema agria y queso) y el kürtőskalács (un “pastel con chimenea” cubierto de azúcar y canela), y espectáculos de música en vivo. La Basílica de San Esteban, iluminada y con proyecciones de luces en su fachada, añade un toque mágico al ambiente festivo, mientras que los visitantes pueden disfrutar de una pista de patinaje junto a la ornamentación navideña que rodea la plaza.
Por supuesto, ya que estamos, no puedes dejar de dedicarle algo de tiempo a explorar la ciudad. El Bastión de los Pescadores, en la colina de Buda, ofrece unas vistas impresionantes de la ciudad, especialmente hermosas al atardecer. Otro lugar imprescindible es el balneario Széchenyi, donde puedes relajarte en sus piscinas de agua termal al aire libre rodeado de vapor en el frío ambiente invernal: una experiencia única que combina la tradición y el encanto de la Navidad húngara.
Fuente: El país